¿Qué son las cookies y para qué sirven?

Todo el tiempo nos están hablando de ellas, cada vez que entramos en un sitio nos las nombran. Los que saben de tecnología les atribuyen varias utilidades y… su solo nombre despierta ganas de comerlas con café. Pero… sabes qué son las cookies y para qué sirven. Hoy te lo explicamos.

¿Recuerdas el cuento de Hansel y Gretel? Se trata de una historia en la que dos hermanos emprenden una aventura bosque adentro, y para poder regresar dejan un rastro de pan en el camino. Más o menos de eso se trata el tema que vamos a abordar en esta jornada de aprendizaje.

En Internet todos dejamos un rastro de lo que vamos haciendo. Y esa es información muy atractiva para las marcas que desean detectar cuáles son nuestras preferencias. Así pues, los sitios web pueden recopilar información sobre el lugar en el que estamos, qué información hemos buscado, el tipo de dispositivo que estamos utilizado, etc.

¿Qué son las cookies?

Se trata de pequeñísimos archivos que almacenan una gran cantidad de datos que le son útiles a los sitios web para saber información acerca de las visitas que reciben. En la teoría, estos datos sirven para que las personas detrás de las páginas en Internet puedan mejorar la experiencia de los usuarios al conocerlos mejor.

¡No te quejes ni te sientas intimidado! Esto es casi como el libro de firmas que se coloca en los lugares turísticos y que nos hacen firmar a la hora de irnos. También lo llaman el “libro de experiencias”.

¿De qué trata? Pues es una forma de saber de dónde venimos, con quiénes, en qué medio de transporte, si nos gustó la experiencia y qué le cambiaríamos. Exactamente lo mismo. Así que llevamos toda nuestra vida esparciendo cookies por el mundo.

La diferencia es que en las páginas web no tenemos que hacer nada. Simplemente visitar el sitio y aceptar que dejaremos allí nuestro rastro. Esto nos puede llevar a una premisa que ya hemos esgrimido en un artículo anterior: “Nada en Internet es gratis”. Siempre pagamos con información.

Si nos detenemos en un concepto más técnico, las cookies son archivos (ficheros) de datos que las páginas web envían a tu computadora o teléfono cuando las visitas. En el pasado no, pero, hoy en día las webs están obligadas a avisarte que te están almacenando ese archivo (fichero) en tu equipo.

Y esto ocurre gracias al GDPR (Reglamento General de Protección de Datos), una normativa que regula la protección de datos de los ciudadanos que vivan en la Unión Europea. Este reglamento fue aprobado en 2018 y se le dio 2 años a los dueños de sitios web para que realizaran los ajustes de rigor.

¡Bingo! Si… cada vez que cliqueas el “acepto” en el mensaje ese que no lees, estás aceptando las cookies.

¿Cuál es el objetivo macabro de las cookies?

Las cookies tienen dos objetivos fundamentales. Uno más macabro que otro. Bueno, en realidad no es macabro. Te explicamos… el primer objetivo es recordar nuestros accesos, lo cual es maravilloso. Y el segundo es conocer nuestros hábitos de navegación para poder enviarnos publicidad o adecuar la experiencia del usuario a nuestras preferencias. Eso es todo… no es tan macabro.

Las cookies permiten que las páginas web puedan identificar tu computadora, entonces, si vuelves a entrar, podrán recordar quién eres y lo qué has estado haciendo antes en ellas. Si lo miramos fríamente, es justo, porque acudimos a los sitios web, que son la casa de alguien en internet, sin pedir permiso. Lo mínimo es que digamos quiénes somos.

Recordar nuestros accesos gracias a las cookies

Algo muy importante sobre las cookies, es que recuerdan nuestros accesos. Si no existieran, cada vez que entras en tu correo tendrías que iniciar la sesión. ¡Insoportable esta acción en una vida tan ocupada, abarrotada por cientos de claves en los mil servicios a los que nos suscribimos!

En cambio, gracias a las cookies, las páginas web recuerdan quiénes somos y nos permiten continuar en los perfiles con los que iniciamos sesión. Otro ejemplo del uso de las cookies para recordar cosas es cuando entras a una tienda en línea, agregas cosas al carrito y luego te vas. Gracias a las cookies la página tendrá el poder de recordar lo que tenías en el carrito.

Cookies para conocer nuestros hábitos de navegación

Esta es la finalidad polémica de las cookies, o digamos que la que les ha creado esa mala fama. Como las cookies recuerdan cosas, también sirven para almacenar y dar a conocer información relacionada con nuestros hábitos de navegación.

Esta información es utilizada por algunas empresas, y en oportunidades por terceros que se dedican justamente a este negocio, para enviarte datos relacionados con esos intereses que has mostrado. Hagamos un ejemplo.

Te gustan mucho los gatos. Investigas sobre ellos. Haces clic en sus fotos, pasas horas mirando sus videos. Esa información acerca de tu amor por los michis puede ser usada para que una empresa que vende comida para gatos se muestre ante ti, con el objetivo de que le compres. Porque si te gustan tanto los gatos, seguro tienes uno… o dos… o diez.

Empresas como Facebook, que recopilan tantos datos diariamente, y otros servicios publicitarios en Internet, insertan paquetes de cookies en webs que no están relacionadas con sus servicios. Los fines, en la mayoría de los casos, son publicitarios. Estos datos pueden venderse o intercambiarse. ¡Da miedito!

Las cookies actúan como cámaras de vigilancia

Si, podría decirse que sí. Las cookies funcionan como cámaras de vigilancia para saber lo que hacemos en Internet. Lo que les permite hacer un avatar, bastante aproximado a nosotros, con la información de nuestros gustos y preferencias.

Pero todo no es malo, de hecho, cuando configuras las cookies, uno de los apartados que puedes deshabilitar es el de los “socios comerciales”, eso le puede cerrar un poco la puerta a la publicidad. Solo “un poco”.

Por naturaleza, y esto es importante decirlo, las cookies no son malas. Son útiles para recordarnos cosas, configuraciones y estados en los sitios web. También recuerdan que prefieres usar el tema oscuro; o que con cierta frecuencia le echas un vistazo a los paquetes de cruceros disponibles.

Sin embargo, las regulaciones han sido creadas por una razón. Y la razón es que hay personas que podrían usar esta información para cometer actos delictivos. Esa es una realidad de la que no podemos escapar.

De todo esto lo que podemos decir es que el punto de equilibrio detrás de la tecnología es el ser humano. Que, si está consiente de como funciona Internet y de cómo funciona la privacidad en la red, no tendrá problemas en cliquear “acepto”.

Si esta información te ha parecido importante o quieres comunicarte con nosotros sobre este u otros temas, contáctanos. Y si te interesa conocer todo lo que podemos ofrecerte entra a nuestra tienda. ¡Te esperamos!

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